¡Oh mi Dios, mi Maestro, el Objeto de mi deseo! Este siervo Tuyo busca dormir al amparo de Tu misericordia y reposar bajo el dosel de Tu gracia, implorando Tu cuidado y Tu protección.
Te ruego, oh mi Señor, por Tus ojos que no duermen, que guardes los míos de mirar otra cosa que no seas Tú. Fortalece, pues, su visión, para que puedan distinguir Tus señales y contemplar el horizonte de Tu Revelación. Tú eres Aquel ante las revelaciones de Cuya omnipotencia se ha estremecido la quintaesencia del poder.
No hay Dios sino Tú, el Todopoderoso, Quien todo lo subyuga, el Incondicionado.