Tablas de Visitación
Días de Recordación

Natalicio de Bahá’u’lláh

Él es el Más Santo, el Más Exaltado, el Más Grande.

Ha llegado la Festividad del Natalicio, y ha ascendido a Su trono Aquel que es la Belleza de Dios, el Todopoderoso, el Imponente, el Amoroso. Bienaventurado aquel que en este Día ha alcanzado Su presencia y hacia quien se ha dirigido la mirada de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Di: Hemos celebrado esta Festividad en la Más Grande Prisión mientras los reyes de la tierra se alzan contra Nos. Empero, el ascendiente del opresor no puede frustrarnos jamás, ni pueden las huestes del mundo llenarnos de consternación. De ello da testimonio el Todomisericordioso en esta augusta estación.

Di: ¿Ha de desfallecer la quintaesencia de la seguridad ante el clamor de los pueblos del mundo? ¡No, por Su belleza, que arroja su luz sobre todo lo que ha sido y todo lo que ha de ser! Esta es, ciertamente, la majestad del Señor que ha abarcado a la creación entera, y este es Su poder trascendente que ha impregnado a todos los que ven y a todo lo visible. Asíos firmemente de la cuerda de su soberano poder y haced mención de vuestro Señor, el Libre, en esta aurora cuya luz ha dejado al descubierto todos los secretos ocultos. Esto es lo que ha pronunciado la lengua del Anciano de Días en este Día en que se ha roto el sello del vino selecto. Prestad atención, no sea que os perturben las vanas imaginaciones de quienes no han creído en Dios, o que sus ociosas fantasías os alejen de este dilatado camino.

¡Oh pueblo de Bahá! Con las alas del desprendimiento remontaos hasta la atmósfera del amor de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Disponeos a hacerle victorioso, como lo ordena la Tabla Preservada. Guardaos de disputar con alguno de Mis siervos. Conferidles las deleitables fragancias de Dios y Sus santas palabras, pues mediante su poder, todas las almas podrán volverse hacia Él. Quienes permanezcan desatentos a Dios en este Día están, en verdad, perdidos en la ebriedad de sus deseos y no se percatan de ello. Bienaventurado el que, con sumisión y humildad, haya vuelto el rostro hacia la Aurora de los versículos de su Señor.

Os corresponde disponeros a dar a conocer a las gentes lo que ha descendido en el Libro de su Señor, el Todopoderoso, el Libre. Di: Temed a Dios y no prestéis atención a las vanas imaginaciones de quienes andan por los caminos de la duda y la iniquidad. Volveos con corazón radiante hacia el trono de vuestro Señor, el Poseedor de todos los nombres. Él, en verdad, os ayudará con el poder de la verdad. No hay más Dios que Él, Todopoderoso, el Munífico.

¿Iríais presurosos a una simple charca, aun teniendo ante vuestros ojos el Más Grande Océano? Volveos enteramente a él y no sigáis los pasos de cualquier infiel impostor. Así lo entona el Ave de la Eternidad en las ramas de Nuestro divino Árbol del Loto. ¡Por Dios! Basta una sola de sus melodías para arrobar al Concurso de lo alto, y más allá de ellos, a los habitantes de las ciudades de los nombres, y aun más allá de ellos, a quienes giran alrededor de Su Trono en la mañana y al atardecer.

Esto es lo que las lluvias de la expresión han hecho descender del cielo de la voluntad de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Acercaos a ellas, oh pueblo, y renunciad a quienes vanamente cuestionan los versículos que ha revelado Dios, y a quienes no han creído en el advenimiento de su Señor aun cuando fue investido con prueba y testimonio.

Bahá’u’lláh

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