¡Oh Dios, nuestro Señor! Protégenos, mediante Tu gracia, de todo cuanto Te sea repugnante, y concédenos aquello que sea propio de Ti. Otórganos una porción mayor de Tu munificencia y bendícenos. Perdónanos por las cosas que hemos hecho, disculpa nuestros pecados y absuélvenos con Tu magnánima indulgencia. Verdaderamente, Tú eres el Exaltadísimo, Quien subsiste por Sí mismo.
Tu amorosa providencia ha abarcado todas las cosas creadas en los cielos y en la tierra, y Tu perdón ha sobrepasado a la creación entera. Tuya es la soberanía; en Tus manos están los Reinos de la Creación y de la Revelación; en Tu diestra sostienes todas las cosas creadas y en Tu puño están las medidas de perdón que Tú has asignado. Tú perdonas a quien deseas de entre Tus siervos. En verdad, Tú eres Quien siempre perdona, el Amoroso. Nada en absoluto escapa a Tu conocimiento, y no hay nada que no Te sea visible.
¡Oh Dios, nuestro Señor! Protégenos mediante la fuerza de Tu poder, permítenos entrar en Tu portentoso y ondeante océano y concédenos aquello que sea digno de Ti.
Tú eres el Gobernante Supremo, el Poderoso Hacedor, el Exaltado, Quien todo lo ama.