En la octava de las más santas líneas, en la quinta Tabla del Paraíso, Él dice:
¡OH VOSOTROS QUE YACÉIS COMO MUERTOS EN EL LECHO DE LA NEGLIGENCIA! Han pasado edades y vuestras preciosas vidas están casi terminadas, mas ni un sólo hálito de pureza ha llegado de vosotros a Nuestra corte de santidad. Aunque estáis sumergidos en el océano de las falsas creencias, con vuestros labios profesáis la única y verdadera fe de Dios. Habéis amado a quien detesto, y de Mi enemigo habéis hecho un amigo. No obstante, camináis sobre Mi tierra complacidos y satisfechos de vosotros mismos, sin reparar en que Mi tierra está cansada de vosotros, y todo cuanto hay en ella os rehuye. Si sólo abrierais los ojos, ciertamente preferiríais una miríada de aflicciones a esta alegría y consideraríais la muerte misma mejor que esta vida.