¡OH HABITANTES DE MI PARAÍSO! Con las manos de amorosa bondad he plantado en el santo jardín del paraíso el joven árbol de vuestro amor y amistad, y lo he regado con las abundantes lluvias de Mi tierno favor. Ahora que ha llegado el momento de dar su fruto, esforzaos para que sea protegido y no lo consuma la llama del deseo y la pasión.