¡Alabado y glorificado eres Tú, oh Dios! Haz que se aproxime rápidamente el día de la llegada a Tu santa presencia. Alegra nuestros corazones mediante la fuerza de Tu amor y Tu complacencia, y concédenos firmeza para que nos sometamos gustosos a Tu Voluntad y Tu Decreto. Verdaderamente, Tu conocimiento abarca todas las cosas que has creado o hayas de crear, y Tu poder celestial trasciende todo cuanto has traído o hayas de traer a la existencia. No hay nadie a quien rendir culto sino a Ti; no hay nadie a quien desear excepto a Ti; no hay nadie a quien adorar fuera de Ti, y nada que amar excepto Tu complacencia.
En verdad, Tú eres el Gobernante Supremo, la Verdad Soberana, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.