¡Gloria sea a Ti, oh Señor mi Dios! Haz manifiestos los torrentes de Tu poder soberano para que las aguas de Tu Unidad fluyan a través de las realidades íntimas de todas las cosas, de tal modo que el estandarte de Tu infalible guía se alce en el reino de Tu mandato, y las estrellas de Tu divino esplendor brillen intensamente en el cielo de Tu majestad.
Potente eres Tú para hacer lo que Te place. Tú eres, en verdad, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.