¡Glorificado sea Tu Nombre, oh Señor mi Dios! Te suplico, por Tu poder, que ha abarcado todas las cosas creadas, y por Tu Soberanía, que ha trascendido a la creación entera, y por Tu Palabra, que estaba oculta en Tu sabiduría y mediante la cual creaste Tu cielo y Tu tierra, que nos permitas ser firmes en nuestro amor por Ti y en nuestra obediencia a Tu agrado, fijar la mirada en Tu semblante y celebrar Tu gloria. Capacítanos, entonces, oh mi Dios, para esparcir por doquier Tus señales entre Tus criaturas y proteger tu Fe en Tu dominio. Tú siempre has existido independientemente de la mención de cualquiera de Tus criaturas, y así permanecerás eternamente.
En Ti he puesto toda mi confianza, hacia Ti he vuelto mi rostro, a la cuerda de Tu amorosa providencia me he asido, y hacia la sombra de Tu misericordia he acudido presuroso. No me eches de Tu puerta como a un ser decepcionado, oh mi Dios, y no me niegues Tu gracia, pues solo a Ti procuro encontrar. No existe más Dios que Tú, Quien siempre perdona, el Más Generoso.
¡Alabado seas, oh Tú que eres el Bienamado de los que Te han conocido!