¡Oh Dios, mi Dios! Te ruego, por el océano de Tu curación, y por los esplendores del Sol de Tu gracia, y por Tu Nombre, por medio del cual sometiste a Tus siervos, y por el poder penetrante de Tu muy exaltada Palabra y la potencia de Tu muy augusta Pluma, y por Tu misericordia, que ha precedido a la creación de todos los que están en el cielo y en la tierra, que me purifiques con las aguas de Tu generosidad de toda aflicción y dolencia y de toda debilidad y flaqueza.
Tú ves, oh mi Señor, a Tu suplicante esperando a la puerta de Tu munificencia, y a aquel que ha puesto sus esperanzas en Ti aferrándose a la cuerda de Tu generosidad. No le niegues, Te lo suplico, aquello que solicita del océano de Tu gracia y del Sol de Tu amorosa bondad.
Poderoso eres Tú para hacer lo que Te place. No hay otro Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Más Generoso.