¡En el Nombre de nuestro Señor, el Más Santo, el Más Grande, el Excelso, el Más Glorioso!
¡Oh Dios, mi Dios! Tú ves cómo Tu siervo ha vuelto el rostro hacia Ti deseando tener el honor de realizar aquello que se le ha ordenado en Tu Libro. Decreta para él, mediante Tu Exaltadísima Pluma, aquello que le haga acercarse a la Cumbre Más Sublime. Tú eres, verdaderamente, el Educador del mundo y el Señor de las naciones, y Tú eres, en verdad, el Potente, Quien todo lo subyuga, el Todopoderoso.