¡OH HIJO DEL HOMBRE! Mi majestad es Mi dádiva para ti, y Mi grandeza, la muestra de Mi misericordia hacia ti. Lo que es propio de Mí nadie lo comprenderá, ni nadie podrá referirlo. Verdaderamente lo he guardado en mis recintos ocultos y en los tesoros de Mi mandamiento, como señal de Mi amorosa bondad para mis siervos y de misericordia hacia Mi pueblo.