¡OH HIJOS DE ADÁN! Palabras santas y acciones puras y buenas ascienden al cielo de la gloria celestial. Esforzaos para que vuestras acciones se purifiquen del polvo del yo y la hipocresía, y encuentren favor en la corte de gloria; pues dentro de poco los ensayadores de la humanidad, ante la sagrada presencia del Adorado, no aceptarán nada sino absoluta virtud y acciones de inmaculada pureza. Este es el sol de la sabiduría y del misterio divino que ha resplandecido sobre el horizonte de la voluntad divina. Benditos aquellos que se vuelven hacia él.