¡Él es Dios!
¡Oh Dios puro! Permite que estos retoños, que han brotado junto al torrente de Tu guía, se vuelvan verdes y lozanos mediante las efusiones de las nubes de Tu tierna misericordia; haz que se mezan con las suaves brisas que soplan desde las praderas de Tu unicidad, y permite que sean revividos por los rayos del Sol de la Realidad, para que continuamente crezcan y florezcan y se cubran de flores y frutos.
¡Oh Señor, Dios! Otórgale entendimiento a cada uno de ellos, dales poder y fuerza y haz que reflejen Tu divina ayuda y confirmación de modo que se conviertan en las más distinguidas de las gentes.
Tú eres el Fuerte y el Poderoso.