¡Oh mi Señor! ¡Oh mi Señor! Soy una criatura de tierna edad. Nútreme del pecho de Tu misericordia, instrúyeme en el seno de Tu amor, edúcame en la escuela de Tu guía y haz que me desarrolle al amparo de Tu munificencia. Líbrame de la oscuridad; haz de mí una luz brillante; libérame de la desdicha; haz de mí una flor del rosedal; permite que me convierta en un siervo de Tu umbral y confiéreme el carácter y la naturaleza de los justos; haz de mí una fuente de generosidad para el mundo humano y corona mi cabeza con la diadema de la vida eterna.
Verdaderamente, Tú eres el Fuerte, el Poderoso, Quien ve y Quien oye.