Muchos corazones yertos, oh mi Dios, han sido encendidos con el fuego de Tu Causa, y muchos de cuantos estaban dormidos han sido despertados por la dulzura de Tu voz. ¡Cuántos son los extraños que han buscado abrigo a la sombra del árbol de Tu unicidad, y cuán numerosos los sedientos que han anhelado en Tus días la fuente de Tus aguas vivas!
Bendito es aquel que se ha dirigido hacia Ti y se ha apresurado a alcanzar la Aurora de las luces de Tu semblante. Bendito es aquel que con todo su corazón se ha vuelto hacia el Alba de Tu Revelación y el Manantial de Tu inspiración. Bendito es aquel que ha gastado en Tu camino lo que Tú le concediste mediante Tu generosidad y favor. Bendito es aquel que, en su gran anhelo por Ti, ha desechado todo menos a Ti. Bendito es aquel que ha gozado de comunión íntima contigo, y se ha librado de todo apego a otro que no seas Tú.
Te imploro, oh mi Señor, por Aquel que es Tu Nombre, Quien se ha elevado sobre el horizonte de Su prisión mediante la fuerza de Tu soberanía y Tu poder, que ordenes para cada cual aquello que sea digno de Ti y adecuado para Tu exaltación.
En verdad, Tu poder es suficiente para todo.