«Quienes difundan las fragancias de Dios deben recitar esta oración cada mañana».
¡Oh Dios, mi Dios! Tú ves a este débil ser implorando la fortaleza divina, a este pobre suplicando Tus tesoros celestiales, a este sediento ansiando la fuente de vida eterna, a este afligido anhelando Tu curación prometida mediante Tu ilimitada misericordia que has destinado para Tus siervos elegidos en Tu reino de lo alto.
¡Oh Señor! No tengo otro auxiliador sino Tú, ni otro amparo salvo Tú, ni otro sostenedor más que Tú. Ayúdame con Tus ángeles a difundir Tus santas fragancias y a diseminar Tus enseñanzas entre los más selectos de Tu pueblo.
¡Oh mi Señor! Permíteme desprenderme de todo excepto de Ti, asirme fuertemente del borde de Tu generosidad, consagrarme totalmente a Tu Fe, permanecer firme y seguro en Tu amor y observar lo que Tú has prescrito en Tu Libro.
Verdaderamente, Tú eres el Fuerte, el Poderoso, el Omnipotente.