¡Él es Dios!
¡Oh Dios, mi Dios! Somos niños que hemos sido nutridos con la leche del conocimiento divino del seno de Tu amor y admitidos en Tu Reino a muy corta edad. De día y de noche Te imploramos diciendo: ¡Oh Señor! Haz firmes nuestros pasos en Tu Fe, resguárdanos en la fortaleza de Tu protección, aliméntanos de Tu mesa celestial, permítenos llegar a ser señales de guía divina y lámparas que resplandecen con una conducta recta, y ayúdanos con el poder de los ángeles de Tu reino, oh Tú que eres el Señor de gloria y majestad.
En verdad, Tú eres el Otorgador, el Misericordioso, el Compasivo.