¡Él es Dios!
¡Oh Señor, mi Dios, mi Bienamado! Estos son siervos Tuyos que han percibido Tu Voz, han escuchado Tu Palabra y han prestado oído a Tu Llamado. Han creído en Ti, han presenciado Tus maravillas, han reconocido Tu prueba y han atestiguado Tu evidencia. Han caminado por Tus senderos, han seguido Tu guía, han descubierto Tus misterios, han comprendido los secretos de Tu Libro, los versículos de Tus Pergaminos y las buenas nuevas de Tus Epístolas y Tablas. Se han aferrado al borde de Tu vestidura y se han asido fuertemente del manto de Tu luz y Tu grandeza. Sus pasos se han afianzado en Tu Alianza y sus corazones se han consolidado en Tu Testamento. ¡Señor! Enciende en su corazón la llama de Tu divina atracción y haz que cante en su pecho el ave del amor y la comprensión. Permite que sean como señales poderosas, enseñas radiantes, y perfectos como Tu Palabra. Exalta Tu Causa por medio de ellos, despliega Tus estandartes y difunde Tus maravillas por doquier. Haz triunfante Tu Palabra mediante ellos, y fortalece las espaldas de Tus amados. Desata sus lenguas para que alaben Tu Nombre, e inspíralos para que obren de acuerdo con Tu santa voluntad y complacencia. Ilumina sus rostros en Tu Reino de santidad, e intensifica su alegría ayudándolos a levantarse para el triunfo de Tu Causa.
¡Señor! Somos débiles, fortalécenos para difundir las fragancias de Tu Santidad; somos pobres, enriquécenos con los tesoros de Tu divina Unidad; estamos desnudos, vístenos con el manto de Tu generosidad; somos pecadores, perdona nuestros pecados mediante Tu gracia, Tu favor y Tu perdón. Tú eres, en verdad, el Auxiliador, el Socorredor, el Magnánimo, el Potente, el Poderoso.
La gloria de las glorias sea con aquellos que son fieles y firmes.