¡Oh mi Dios, oh mi Dios! Une los corazones de Tus siervos y revélales Tu gran propósito, para que sigan Tus mandamientos y se atengan a Tu ley. Ayúdalos, oh Dios, en sus esfuerzos y confiéreles fuerza para servirte. ¡Oh Dios! No los abandones a sí mismos, sino guía sus pasos con la luz de Tu conocimiento y alegra sus corazones con Tu amor. Verdaderamente, Tú eres su Auxiliador y su Señor.