¡Oh Señor! Ayuda a esta hija del Reino a que sea exaltada en ambos mundos; haz que se aleje de este mundo mortal de polvo y de quienes han puesto en él sus corazones, y permítele comulgar con el mundo de la inmortalidad y permanecer estrechamente asociada con él. Concédele poder celestial y fortalécela con los hálitos del Espíritu Santo para que se disponga a servirte.
Tú eres el Poderoso.