¡OH HIJO DEL HOMBRE! La luz ha brillado sobre ti desde el horizonte del Monte sagrado, y el espíritu de la iluminación ha soplado en el Sinaí de tu corazón. Por tanto, líbrate de los velos de fantasías ociosas y entra en Mi corte para que seas digno de la vida sempiterna y merezcas encontrarme. Así tal vez no te llegue la muerte ni el cansancio ni la aflicción.