«La siguiente súplica ha de leerse [...] cada día».
¡Oh Dios, oh Dios! Esta ave tiene un ala rota y su vuelo es muy lento; ayúdala a remontarse a la cúspide de la prosperidad y la salvación, volar con la mayor alegría y felicidad por el espacio infinito, entonar su melodía en Tu Supremo Nombre por todas las regiones, deleitar los oídos con este llamado e iluminar los ojos al contemplar las señales de guía.
¡Oh Señor! Heme aquí, solo, solitario y sumiso. No hay apoyo para mí salvo Tú, ni auxiliador sino Tú, ni sostenedor aparte de Ti. Confírmame en Tu servicio, ayúdame con las cohortes de Tus ángeles, hazme victorioso en la promoción de Tu Palabra y permíteme proclamar Tu sabiduría entre Tus criaturas. Verdaderamente, Tú eres el que ayuda a los débiles y el defensor de los pequeños, y, en verdad, Tú eres el Potente, el Poderoso y el Libre.