¡Oh Dios, mi Dios! Dame de beber del cáliz de Tu dádiva e ilumina mi rostro con la luz de la guía. Hazme firme en el camino de la fidelidad, ayúdame a ser constante en Tu poderosa Alianza y permite que sea contado entre Tus siervos elegidos. Abre ante mí las puertas de la abundancia, otórgame la salvación y, por medios que no puedo concebir, susténtame con los tesoros del cielo. Permíteme volver el rostro hacia la faz de Tu generosidad y consagrarme plenamente a Ti, oh Tú que eres misericordioso y compasivo. Tú, verdaderamente, confieres la gracia y eres generoso con aquellos que se sujetan firmemente a Tu Alianza. Toda alabanza sea para Dios, el Señor de los mundos.