Reuníos con verdadera alegría, y recitad esta oración al principio de la reunión
¡Oh Señor del Reino! Aunque nuestros cuerpos están aquí reunidos, nuestros corazones cautivos se ven transportados por Tu amor, y nos sentimos extasiados por los rayos de Tu faz resplandeciente. Aunque somos débiles, esperamos las revelaciones de Tu fuerza y Tu poder. Aunque somos pobres, sin bienes ni recursos, recibimos riqueza de los tesoros de Tu Reino. Aunque somos gotas, nos surtimos de las profundidades de Tu océano. Aunque somos motas de polvo, brillamos en la gloria de Tu Sol radiante.
¡Oh Tú que eres nuestro Proveedor! Haz descender Tu ayuda para que cada uno de los aquí reunidos se convierta en un cirio encendido, cada uno llegue a ser un centro de atracción, un emplazador a Tus reinos celestiales, hasta que finalmente hagamos de este mundo inferior el reflejo fiel de Tu Paraíso.