¡AY, AY, OH AMANTES DEL DESEO MUNDANO! Con la velocidad del rayo habéis pasado de largo al Amado y habéis puesto vuestros corazones en fantasías satánicas. Os hincáis de rodillas ante vuestra vana imaginación y la llamáis verdad. Volvéis vuestros ojos hacia la espina y la llamáis flor. No habéis exhalado un solo hálito de pureza, ni ha soplado la brisa del desprendimiento desde los prados de vuestros corazones. Habéis arrojado a los vientos amorosos consejos del Bienamado y los habéis borrado completamente de la tabla de vuestro corazón, y como las bestias del campo vais viviendo por los pastizales del deseo y la pasión.