¡Oh mi Señor! Haz de Tu belleza mi alimento, y de Tu presencia, mi bebida; de Tu agrado, mi esperanza, y de Tu alabanza, mi acción; de Tu recuerdo, mi compañero, y del poder de Tu soberanía, mi socorro; de Tu aposento, mi hogar, y de mi morada, la sede que Tú has elevado por encima de las limitaciones impuestas a quienes están separados de Ti como por un velo.
Tú eres, verdaderamente, el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Omnipotente.