¡Oh mi Dios, oh Tú que perdonas los pecados y disipas las aflicciones! ¡Oh Tú que eres el Indulgente, el Misericordioso! Levanto hacia Ti mis manos suplicantes y, con lágrimas en los ojos, imploro a la corte de Tu divina Esencia que, mediante Tu gracia y Tu clemencia, perdones a Tu sierva, que ha ascendido hacia la sede de la verdad. ¡Oh Señor! Haz que la envuelvan las nubes de Tu munificencia y favor, sumérgela en el océano de Tu clemencia y perdón, y permítele entrar en la excelsa morada de Tu paraíso celestial.
Verdaderamente, Tú eres el Poderoso, el Compasivo, el Generoso, el Misericordioso.