¡Oh Señor de maravillosa gracia!
Concédenos nuevas bendiciones. Confiérenos el frescor de la primavera. Somos retoños plantados por los dedos de Tu munificencia y hemos sido creados del agua y la arcilla de Tu tierno afecto. Tenemos sed de las aguas vivas de Tus favores y dependemos de las efusiones de las nubes de Tu generosidad. No abandones a su suerte esta arboleda donde se albergan nuestras esperanzas ni la prives de las lluvias de tu bondadoso afecto. Permite que de las nubes de Tu misericordia caiga una lluvia copiosa para que los árboles de nuestra vida den fruto y alcancemos el más caro deseo de nuestro corazón.