¡Él es el Más Glorioso!
¡Oh mi Señor misericordioso! Este es un jacinto que ha crecido en el jardín de Tu agrado y un retoño que ha aparecido en el vergel del conocimiento verdadero. ¡Oh Señor de munificencia! Haz que sea refrescado continuamente con Tus brisas vivificantes y que reverdezca, lozano y floreciente, mediante las efusiones de las nubes de Tus favores, oh Tú Señor bondadoso.
Verdaderamente, Tú eres el Todoglorioso.