¡Oh mi Dios! ¡Oh mi Dios! Tú ves a estos niños, que son los retoños del árbol de la vida, las aves de las praderas de la salvación, las perlas del océano de Tu gracia, las rosas del jardín de Tu guía. ¡Oh Dios, nuestro Señor! Entonamos Tu alabanza, damos testimonio de Tu santidad e imploramos fervientemente al cielo de Tu misericordia que hagas de nosotros luces de guía, estrellas que brillan sobre los horizontes de gloria eterna entre la humanidad, y que nos instruyas en un conocimiento que proviene de Ti. ¡Yá Bahá’u’l-Abhá!