Soy aquel, oh mi Señor, que ha vuelto el rostro hacia Ti y ha fijado su esperanza en las maravillas de Tu gracia y en las revelaciones de Tu munificencia. Te ruego que no permitas que me aleje desilusionado de la puerta de Tu misericordia, ni me dejes a merced de aquellas criaturas Tuyas que han repudiado Tu Causa.
¡Oh mi Dios! Soy Tu siervo y el hijo de Tu siervo. He reconocido Tu verdad en Tus días y he dirigido los pasos hacia las orillas de Tu unicidad, confesando Tu singularidad, reconociendo Tu unidad y esperando Tu indulgencia y perdón. Poderoso eres Tú para hacer lo que deseas. No hay Dios más que Tú, el Todoglorioso, Quien siempre perdona.