¡Alabado seas, oh Señor! Perdona nuestros pecados, ten misericordia de nosotros y permítenos volver a Ti. Haz que confiemos solamente en Ti y concédenos, por Tu munificencia, aquello que amas y deseas, y que es digno de Ti. Exalta la posición de los que verdaderamente han creído, y absuélvelos con Tu bondadoso perdón. Verdaderamente, Tú eres Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.