¡OH COMPAÑEROS! Están abiertas las puertas que dan hacia Quien no ocupa lugar y la habitación del amado está adornada con la sangre de los amantes; mas todos salvo unos pocos siguen privados de esta ciudad celestial y, aun entre estos pocos, no se halla más que un pequeño puñado con el corazón puro y el espíritu santificado.