¡OH HIJO DEL POLVO! No apartes los ojos del incomparable vino del Amado inmortal, y no los dirijas a heces mortales y corrompidas. Acepta de manos del Copero divino el cáliz de la vida inmortal para que sea tuya toda sabiduría y escuches la voz mística que llama desde el reino de lo invisible. Exclama: ¡Vosotros que tenéis bajas miras! ¿Por qué os habéis apartado de Mi sagrado e inmortal vino y os habéis vuelto hacia el agua evanescente?