¡OH MIS AMIGOS! Caminad por el camino de la complacencia del Amigo, y sabed que Su regocijo es el regocijo de sus criaturas. Es decir: ningún hombre debe entrar a la casa de su amigo si no es con su beneplácito, ni apoderarse de sus bienes, ni preferir su propia voluntad a la de su amigo, y de ningún modo tratar de aventajarle. ¡Meditadlo, vosotros que estáis dotados de entendimiento!