¡OH HIJO DEL POLVO! Sabios son los que no hablan a menos que tengan quien los escuche, cual copero que no ofrece su copa hasta que no encuentra un buscador, y cual amante que no exclama desde lo más hondo de su corazón hasta que no contempla la belleza de su amado. Por tanto, siembra las semillas de la sabiduría y el conocimiento en la tierra pura del corazón, y mantenlas ocultas hasta que los jacintos de la divina sabiduría broten del corazón y no del lodo y la arcilla.